Morelia, Michoacán, a de de 2011-10-26

Los inventos del científico ganador del Premio Príncipe de Asturias

Autor: UNAM vinculación

El científico mexicano Arturo Álvarez-Buylla, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias 2011 en Investigación Científica y Técnica, no sólo es un reconocido experto en neurobiología: también es inventor de diversos aparatos de uso cotidiano en su laboratorio del Centro de Investigación de Tumores Cerebrales del Departamento de Neurocirugía en la Universidad de California, en San Francisco.

Uno de ellos es un aparato digital estereotáxico (una estructura de soporte que utiliza referencias de medición en tres dimensiones) para alojar ratones o pequeñas aves canoras. Este invento, similar a los ya disponibles comercialmente, permite colocar la cabeza del animal en la posición deseada, practicarle neurocirugía o conectarle electrodos, cables u otros instrumentos para monitorear los pulsos eléctricos generados por su actividad cerebral.

También es inventor de un aparato especial para colocar fragmentos de tejidos en los portaobjetos del microscopio, de un sistema de mapeo basado en computadora para localizar lesiones dentro de los entramados neuronales, así como de una técnica de rastreo que emplea marcadores fluorescentes.

Álvarez Buylla, quien fue reconocido junto con Joseph Altman, de EU, y el ítalo-ucrano Giacomo Rizoletti, ha estudiado los procesos de regeneración neuronal en mamíferos adultos. Su trabajo prueba, contra lo que antes se pensaba, que las células nerviosas pueden renovarse en ciertas condiciones. En 1999 describó el lugar preciso donde residen células-madre en el encéfalo, en una zona llamada subventricular.

Estas unidades pueden originar tres tipos principales de células nerviosas: astrocitos, oligodendrocitos y neuronas convencionales. Conocer sus procesos, según un reporte de la revista Science, es de gran interés porque intervienen en el movimiento, la capacidad de pensar y la percepción. Y si los científicos aprenden cómo inducir su crecimiento, podrían utilizarlas para reparar lesiones provocadas por trastornos como Parkinson o Alzheimer.

Incluso, a partir de estudios con modelos animales, ya se contempla la posibilidad de generar nuevas células en áreas dañadas de la corteza cerebral. El valor de su trabajo, según declaró el científico, miembro de la Academia de Ciencias de América Latina, es que “identifica nuevos mecanismos que explican cómo se forman las células nerviosas. Esto permitirá novedosos enfoques para que se generen nuevas neuronas con utilidad terapéutica”.

Los tres científicos son considerados como referentes mundiales en las neurociencias, aunque no laboran juntos. Atman inició sus investigaciones en 1961 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde descubrió la neurogénesis (generación de nuevas neuronas, al trabajar con modelos animales). Luego, en 1968 se trasladó a la Universidad de Purdue, en Indiana.

Por su parte, Rizzoletti y sus colaboradores descubrieron en 1996, al trabajar con macacos en la Universidad de Parma en Italia, un nuevo grupo de neuronas a las que más tarde se llamaría espejo o especulares. Vieron que esas células se activaban no sólo cuando los primates se movían, sino también cuando veían a otros hacerlo. Este mecanismo también existe en los humanos, pero es más complejo, pues permite “ponernos en los zapatos” de otros, el principio básico de la empatía.

 

Fuente: Periódico El Universal