Ante el panorama de Cambio Climático, El agua es un tema que necesita ser atendido
Autor: UNAM vinculación
México es un país vulnerable ante las consecuencias del cambio climático y las diversas problemáticas asociadas a este, incluyendo el manejo del agua en las ciudades, aseveró la doctora Blanca Elena Jiménez Cisneros, investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM que impartió una conferencia magistral ante la comunidad universitaria del campus UNAM en Morelia.
Durante su plática titulada “Cambio Climático y Servicios de Agua”, la doctora Jiménez mencionó que las personas más vulnerables ante el cambio climático y en particular, ante la crisis del agua, son aquellas quienes carecen de servicios o cuenten con servicios de abastecimiento de agua deficientes. La falta de infraestructura y los asentamientos humanos irregulares son factores que determinan zonas de alta vulnerabilidad. En el caso particular de Michoacán, el problema no radica en la escasez de agua, sino en la falta de servicios, que a su vez es una responsabilidad pública del gobierno, mencionó.
La vicepresidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) mencionó que para el año 2050 se estima que se duplicarán las regiones del país que vivirán bajo condiciones de estrés hídrico, es decir, con pocos recursos hídricos disponibles. Advirtió que los cambios en la cantidad y la calidad del agua, afectarán los usos que se le den a este recurso. Señaló que se deben de modificar los diseños y la operación de la infraestructura hidráulica existente. En este sentido, subrayó que el sistema de “tandeos” que algunos gobiernos realizan, es poco recomendable pues se daña la tubería y las instalaciones hidráulicas, y a la larga es mayor la pérdida de agua.
Señaló que el gremio de profesionistas que trabajan en el manejo y la administración del agua está integrado en su mayoría por ingenieros; y que para lograr cambios en la forma de administrar el agua, se necesita mayor flexibilidad y la participación de profesionistas de otras disciplinas, desde los matemáticos que se involucren en la elaboración de modelos hasta científicos sociales que contribuyan con propuestas para resolver la crisis hídrica que existe en el país.
Indicó que entre el 65 y 75 por ciento de la lluvia que cae en México se regresa a la atmósfera por evapotranspiración. La mayor parte del territorio nacional es árido o semiárido. En estas regiones, los escenarios que se han proyectado bajo efecto de cambio climático indican que el norte y noreste del país será más seco y caliente con una disminución de lluvias, por lo tanto, se debe de pensar en tener agua renovable en todo el país.
Hasta el momento, se conocen los posibles escenarios a los que se enfrentarían los estados de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo ante un posible aumento del nivel del mar como resultado del Cambio Climático, sin embargo, se desconocen los escenarios que vivirían los habitantes de otras regiones costeras del país. Aunado a los problemas que traerá el cambio climático para la distribución del agua en México, otros factores también son importantes como el crecimiento poblacional que requiere mayor consumo de agua tan sólo para la agricultura que abastece de alimentos a la población.
La especialista en tratamiento y reúso de agua señaló que existen dos tipos de escasez de agua, por un lado la escasez física cuando no hay agua, y por otro lado la escasez económica, es decir, que existe el recurso pero se tiene que someter a un proceso de tratamiento, o se tiene que invertir dinero para traerla de lejos o extraerla de pozos muy profundos. En suma, la escasez económica implica elevados costos para suministrar agua a la población.
Como ejemplo, señaló que el 63 por ciento del agua que se emplea para abastecimiento público en México proviene del subsuelo, de los mantos freáticos. Incluso, las actividades agrícolas utilizan agua subterránea. Durante su conferencia, señaló que el número de acuíferos que están siendo sobreexplotados se está incrementando, en el año 2006 se registraron 104 acuíferos sobreexplotados, mientras que en 1975 la cifra era de 32. Esta situación ha generado problemas de calidad del agua en los acuíferos, como la intrusión salina que genera elevadas concentraciones de flúor y arsénico dañinas para los seres humanos. A pesar de que son problemas de importancia, están relativamente poco estudiados en el país.
A lo largo de su conferencia señaló que los lagos y los ríos son cuerpos de agua de gran importancia a nivel local y estatal para fines turísticos y ecológicos, sin embargo, existen pocos estudios que aporten datos de estos ambientes como recursos hídricos.
En México, el agua se utiliza principalmente en la agricultura, en los municipios y en la industria. Señaló que en el año 2010, el 82 por ciento de la población total del país habitaba las zonas urbanas, por lo que en México existe una gran tendencia a situaciones vulnerables ya que las ciudades son áreas relativamente pequeñas con altas densidades de seres humanos bajo los mismos riesgos. La doctora Jiménez señaló que bajo esta perspectiva será clave entender y atender adecuadamente el ciclo urbano del agua. Para esto, hay que “repensar las ciudades” del futuro, pensar y diseñar las condiciones idóneas para que sus habitantes tengan acceso a servicios de calidad.
En este sentido, destacó la urgente necesidad de atender los rezagos que actualmente existen en cuestión de servicios y abastecimiento de agua. Por otro lado, la especialista destacó que existen grandes temas de investigación aún pendientes que ayuden a identificar opciones de adaptación al cambio climático, realizar estudios socio-económicos que contribuyan a determinar los impactos y ganancias que tendría la crisis del agua en las ciudades y, por otro lado, se deben definir costos del agua como consecuencia de cambio climático.
“No sabemos qué pasará en el futuro, ni qué condiciones traerá el crecimiento de la población y el cambio climático” mencionó la especialista, y exhortó tanto a los administradores de los recursos, para que exploren esquemas más flexibles, y a los ciudadanos, para que participen proactivamente en la toma de decisiones para el manejo del agua ante el panorama de la variación climática y de transformaciones sociales que actualmente vivimos.