... que puede haber vida en Marte?   Por: Adriana Gazol Patiño Instituto de Radioastronomía y Astrofísica        La respuesta corta, según los datos más recientes, es sí: es posible que haya vida microscópica en Marte. La respuesta informada es un poco más larga y requiere varias piezas para ser medianamente completa. Desde que se empezó a usar el telescopio para observar los cuerpos celestes, hace más de cuatrocientos años, Marte ha sido uno de los objetos más favorecidos por la curiosidad humana. Gracias a esto, durante los siglos XVII y XVIII se aprendió, entre otras cosas, que el planeta tiene casquetes polares que cambian de tamaño conforme transcurre el año marciano. Cuando el desarrollo de la tecnología permitió una exploración más directa, Marte siguió siendo un objetivo predilecto. Así, desde el principio del desarrollo de la tecnología espacial en la década de los años sesenta, se han lanzado 48 misiones, algunas de ellas múltiples y varias de ellas fallidas total o parcialmente, destinadas a explorar dicho planeta. En la actualidad están activas seis misiones en órbita alrededor de Marte y dos robots desplazándose y mandando datos desde su superficie, en espera de que a finales de noviembre se pose sobre Marte una nueva sonda. Las misiones exitosas, ninguna de las cuales ha planeado traer muestras a la Tierra, han permitido obtener datos sobre diversos aspectos de Marte. Por ejemplo, ahora sabemos que sus casquetes polares están constituidos por una combinación de hielo de bióxido de carbono (CO2, conocido como hielo seco), polvo y hielo de agua. Sabemos también, entre otras cosas, que la tenue atmósfera de Marte contiene una pequeña cantidad de vapor de agua, que una buena parte de la superficie marciana parece haber sido erosionada por la presencia de ríos y mares ahora inexistentes, que en algún momento el planeta tuvo actividad volcánica, y que en su superficie hay minerales que solo se forman en presencia de agua líquida. Esta información ha afianzado poco a poco la idea de que en la superficie marciana hubo flujos de agua líquida que posiblemente permitieron la aparición de algún tipo de vida microscópica. La presencia de agua líquida parece ser una condición indispensable para la aparición y el mantenimiento de la vida, pero las especulaciones sobre la posible presencia de vida en Marte son anteriores a las misiones espaciales. De hecho, tales especulaciones se dispararon a finales del siglo XIX debido a la combinación de unas observaciones con ciertas aberraciones ópticas que producían estructuras regulares, un error de traducción, y una humana dosis de fantasía. En efecto, el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli (1835-1910) describió la presencia de una red de formaciones geológicas lineales a las que llamó "canali", pero estos canales fueron traducidos al inglés con la palabra "canals", que denota un origen artificial, lo que contribuyó a alimentar buena parte de la literatura de ciencia ficción de la primera mitad del siglo pasado. En julio de este año se reavivó la especulación sobre la presencia actual de vida en Marte tras la publicación del hallazgo de un lago, presuntamente de agua, situado cerca del polo sur marciano a una profundidad de aproximadamente 1.5 km bajo el hielo. Este lago, que tiene un ancho de 20 km y una profundidad de al menos 1 m, es similar a los que se han detectado bajo los hielos de la Antártica y Groenlandia y fue detectado por un instrumento montado sobre el orbitador Mars Express de la Agencia Espacial Europea, usando la misma técnica con la que se encontraron dichos lagos. El instrumento MARSIS (siglas en ingles del Radar Avanzado para el Sondeo Superficial e Ionosférico de Marte, Mars Advanced Radar for Subsurface and Ionospheric Sounding) usa técnicas de radar, es decir, lanza pulsos de ondas de radio a la superficie de Marte. Estas ondas, que pueden penetrar hasta algunos pocos kilómetros de profundidad, son reflejadas de distintas maneras por los diferentes estratos que encuentran a su paso y detectadas por el instrumento, que mide tanto la intensidad del reflejo como el tiempo que tarda en llegar. En particular, la señal de radar de una capa de agua líquida es más intensa que la señal de radar proveniente de una capa de hielo de agua o de roca. Para conocer la composición de un estrato se tiene que medir, además, una cantidad llamada "permitividad eléctrica", que mide la capacidad de un material para almacenar energía en forma de campo eléctrico. Debido a las particularidades del instrumento, este solo puede medir variaciones relativas de esta cantidad por lo que no se puede saber exactamente la composición de la capa en la que se han detectado señales de radar intensas por más de tres años. Se han descartado las posibilidades de que esta capa esté formada por CO2 (líquido o congelado) y los datos son compatibles con el agua o con sedimentos que contienen una gran cantidad de agua. La presencia de agua líquida en las condiciones físicas del polo sur de Marte es intrigante, pues la base de la capa de hielo está a temperaturas de -68 °C. La leve atmósfera marciana y el pequeño espesor de la capa de hielo sobre el lago no bastan para aumentar la presión lo suficiente como para bajar la temperatura de fusión del agua hasta esas temperaturas y Marte, debido la ausencia de actividad geológica, no expide calor desde su interior. La explicación más plausible es que el agua de este lago tenga una muy fuerte concentración de sales que disminuya considerablemente la temperatura a la que se derrite el hielo. En los océanos terrestres, por ejemplo, la concentración de sal es suficiente para que el agua se mantenga congelada solo por debajo de los -2 °C, mientras que en un lago de la Antártica con una concentración de sales siete veces mayor el hielo de agua se derrite a -13 °C. En la superficie de Marte se han encontrado sales de sodio, potasio y magnesio que podrían permitir al agua permanecer líquida hasta los -74 °C, además se sabe que el lago detectado está en contacto con rocas que podrían ser las responsables de la alta salinidad. La detección de este cuerpo de agua líquida significa, sin ninguna duda, un punto de quiebre en nuestra visión con respecto a la posible presencia de vida en Marte. Aunque las condiciones de temperatura y salinidad de este lago son extremas y no se conocen, hasta ahora, organismos vivos capaces de resistirlas, este hallazgo estimulará fuertemente la búsqueda de vida (microscópica) en nuestro planeta vecino. A la espera de dos misiones de exobiología, cuyo lanzamiento está planeado para 2020, seguramente se concentrarán esfuerzos para buscar nuevos cuerpos de agua líquida y seguir estudiando el recién descubierto lago.

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