que los lotes baldíos ayudan a recuperar los ecosistemas?   Por: Juan Martínez Cruz y Nidia Pérez Nasser. Unidad Ecojardín, Instituto de Investigaciones en Ecosistema y Sustentabilidad (IIES), Campus Morelia. UNAM. Los lotes baldíos en las ciudades despiertan un sentimiento de abandono y aspecto desagradable, y por ello se les ve con desdén e inutilidad. Sin embargo, cuando tienen superficies grandes (no nos referimos a los lotes con posible uso habitacional), y forman parte de proyectos de conservación del hábitat, pueden ser altamente útiles en aspectos que no observamos a simple vista. Por ejemplo, en las ciudades con una vida cotidiana acelerada y un desmedido uso de vehículos y aparatos electrónicos, un jardín que invite a la contemplación y contacto con la naturaleza, tiene efectos positivos demostrables en todos nosotros. Ecológicamente hablando, los reductos de vegetación nativa y natural, con poca o nula planificación o diseño, sirven de refugio para una gran diversidad de especies de plantas y animales. Si aunado a ello, estos refugios o jardines se encuentran en zonas ecológicas con alta riqueza florística, se potencializa su capacidad de funcionar incluso como fuentes de semillas de especies nativas, lo que es crucial para la recuperación y regeneración de bosques en áreas donde la cubierta vegetal ha sido altamente dañada y disminuida. Por ejemplo, en el área del Arboretum del Ecojardín del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES, UNAM) (Figura 1), se ha logrado recuperar una extensión importante cubierta por plantas nativas del género Polianthes (Nardos). Esto es relevante porque dichas especies sólo se dan en pastizales semihúmedos de suelos muy arcillosos, o como se diría en lenguaje coloquial, en la vegetación de monte. Es importante destacar que los nardos son especies que México dio al mundo y seis de ellas están en peligro de extinción. En el Arboretum se está recuperando la especie (Polianthes geminiflora) (Figura 2) cuyas poblaciones se han reducido severamente por la pérdida de hábitat.

Figura 1. Vista del Arboretum del Ecojardín, IIES-UNAM. Foto de Juan Martínez C.

 

Un aspecto de la biodiversidad que ha tomado relevancia en años recientes, es evitar los paisajes monótonos de pasto y edificios. En este sentido, el recambio natural de la floración, fructificación y salida de hojas de las distintas especies nativas, generan tonos, texturas, aromas y contrastes que varían a lo largo del año. Esto resulta en un crisol de paisajes cambiantes que pueden resultar muy agradables a la vista.

Figura 2. Individuos en floración del nardo (Polianthes geminiflora) creciendo en el Arboretum del Ecojardín. Foto de Juan Martínez C.

 

Otro aspecto positivo de estos jardines naturales, es el bajo costo de personal, herramientas e insumos para su mantenimiento. En comparación, las áreas de pasto necesitan al menos 2.1 litros de agua al día por metro cuadrado, casi el doble de lo que requieren la mayoría de las plantas de jardín. En definitiva, los jardines naturales son la opción más viable para revegetar zonas medianas y grandes, sobre todo si existen severas restricciones de capital y personal. Por último, cabe destacar que estos jardines naturales no significan un abandono total a una colonización ecológica a largo plazo de árboles o arbustos, sino que en una correcta dosis de naturaleza silvestre podamos ofrecer paisajes y servicios ecosistémicos a la comunidad del campus y a los visitantes.