que las cerámicas arqueológicas nos ayudan a conocer cómo era el campo magnético terrestre en el pasado?   Por: Nayeli Pérez Rodríguez Instituto de Geofísica, Unidad Michoacán     Como es bien sabido, la Tierra tiene un campo magnético originado principalmente por la rotación y la fricción de los materiales que conforman su núcleo interno y externo. Al ser la Tierra un cuerpo dinámico que se encuentra en constante cambio, se entiende por tanto que su campo magnético ha experimentado también variaciones a lo largo de su historia, las cuáles van desde grandes cambios como lo son las inversiones magnéticas (cambio de 180° en la polaridad del campo magnético) que ocurren en escala de tiempo de millones de años, hasta oscilaciones más sutiles como la variación secular, donde se pueden apreciar cambios en la dirección e intensidad del campo magnético terrestre sin llegar a concretarse una inversión, este fenómeno tiene una duración de decenas a centenas de años. Gracias a los registros históricos se tiene una buena caracterización del campo geomagnético correspondiente a los últimos dos siglos. Sin embargo, las mediciones se vuelven muy dispersas para antes del año 1600, por lo que para tener una perspectiva global del comportamiento del campo geomagnético se ha recurrido a la determinación del registro de la magnetización en diversos materiales. Algunos de los materiales que más se han empleado recientemente para conocer la intensidad del campo geomagnético antiguo son las cerámicas arqueológicas, esto es posible gracias a que las arcillas con las que se fabrican dichas cerámicas contienen minerales ferromagnéticos, que al ser calentados a temperaturas superiores a la denominada temperatura de Curie, es decir, la temperatura a la cual los materiales ferromagnéticos pierden su magnetismo y son capaces de alinearse con el campo geomagnético existente al momento de la cocción de la cerámica, guardando así un registro fiable de este al disminuir dicha temperatura, tal como si fuera una brújula que queda congelada (Figura 1). El esfuerzo continuo por la ejecución de este tipo de investigaciones en distintas partes del mundo ha permitido no sólo conocer de manera más detallada la configuración del campo geomagnético durante los últimos milenios, si no que al generar curvas de variación secular con gran detalle para zonas con una cantidad de estudios basta, se ha podido implementar como una técnica de datación proporcionando a los arqueólogos una visión más certera de la cronología de diversas zonas que antes les eran inaccesibles debido a la falta de materiales con las particularidades que se requieren para una datación por la técnica del decaimiento isotópico carbono 14. Por tanto, podemos decir que efectivamente las cerámicas arqueológicas nos ayudan a conocer el campo magnético Terrestre y a la vez, el campo magnético Terrestre nos permite conocer la edad de una cerámica.  

Figura 1. De izquierda a derecha se ejemplifica una cerámica en la que todas sus partículas ferromagnéticas se encuentran orientadas al azar, posteriormente al inducirles una temperatura superior a la temperatura de Curie los minerales se alinean en la dirección del campo geomagnético antiguo el cual queda registrado en el material al disminuir la temperatura. Fuente: Soler, 2006.