Las abejas melíferas (Apis mellifera) desempeñan un papel fundamental en la producción agrícola mundial, al ser claves en la polinización de cultivos comerciales y proporcionar productos como la miel. Sin embargo, su importancia se ve amenazada por el uso indiscriminado de plaguicidas. Estos plaguicidas han sido directamente relacionados con la muerte de miles de colonias de abejas.
Los problemas generados por los plaguicidas van más allá de los efectos letales directos en las colonias. Estos plaguicidas, tienen muchos otros impactos colaterales indirectos en la salud de las abejas, incluyendo efectos negativos en su nutrición, reproducción y comportamiento. Además, los plaguicidas pueden persistir en el suelo y el agua durante periodos largos de tiempo, afectando a las abejas mucho tiempo después de su aplicación.
El uso extensivo de plaguicidas no solo afecta a las abejas, sino que también perturba la comunidad de microorganismos benéficos en el suelo. Estos microorganismos juegan un papel crucial en la fijación de nitrógeno y en la solubilización de fósforo, procesos vitales que se desarrollan en el suelo para la nutrición de las plantas y, por ende, para la alimentación de las abejas. La alteración de estos microorganismos afecta directamente la disponibilidad de nutrientes para las plantas e indirectamente para los polinizadores por cambios inducidos en la nutrición de las plantas.

Plantas menos nutridas tienen una menor capacidad para asignar nutrientes a la producción de polen y néctar, los cuales son consumidos por las abejas. En esta tesis, observamos como las abejas que se alimentan de plantas con bajos niveles de nitrógeno y fósforo en sus tejidos vegetales se desarrollan menos. Además, tienen menos nutrientes en sus cuerpos como ácidos grasos esenciales y proteínas. Finalmente, estas abejas tienen menor capacidad de defensa ante plagas y enfermedades, debido a que la actividad de las enzimas relacionadas con el buen estado del sistema inmune como la profenoloxidasa se ve disminuida.
La falta de información, tanto básica como aplicada, sobre los efectos indirectos de los plaguicidas destaca la necesidad de realizar investigaciones más profundas, para conocer más sobre todos los impactos posibles de los plaguicidas en la salud y nutrición de las abejas. La relación entre los plaguicidas y las abejas resulta ser más compleja de lo que se creía inicialmente. En mi tesis de doctorado, realizada en el IIES, pudimos evaluar cómo algunos plaguicidas considerados seguros para las abejas, como el fungicida Benomil, aplicado en el suelo mucho antes de la floración, tuvo efectos indirectos en las abejas, debido a cambios en microorganismos benéficos del suelo, como las micorrizas. Estos cambios tuvieron un impacto negativo en el tamaño de las plantas, su nutrición y la floración, afectando así indirectamente la salud y nutrición de las abejas. Comprender cómo los plaguicidas considerados como seguros para las abejas pueden tener efectos indirectos en estas, nos puede servir para tomar mejores decisiones sobre su uso seguro en la agricultura, promoviendo así la conservación de los polinizadores.
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