que aún quedan elementos químicos por descubrir?   Por: Yesenia Arredondo León Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Morelia        

Es cierto. Y si bien la respuesta a esta pregunta fue sencilla de enunciar, derivan de dicha respuesta preguntas todavía más interesantes: ¿podríamos descubrir o producir un número infinito de elementos químicos?, ¿para qué nos servirían?, ¿cómo se eligen sus nombres y símbolos químicos?

 

Recordemos brevemente que un elemento químico está definido por el número de protones (cargas eléctricas positivas) que se agrupan en el núcleo de un átomo. A este número se le conoce como número atómico. Los protones se acompañan de neutrones (cargas eléctricas neutras) en una cantidad que puede diferir del número de protones, así que, si escuchamos que se hacen estudios con carbono 14, nos están indicando que usan átomos de carbono con 6 protones y 8 neutrones. A los átomos del mismo número atómico y con diferente número de neutrones se les conoce como isótopos. Así que el carbono 14 es un isótopo del carbono.

 

El diagrama que conocemos como la tabla periódica de los elementos químicos agrupa a partir de 2017 un total de 118 elementos químicos. Cuatro de los últimos fueron anunciados en enero de 2016, fueron bautizados en junio del mismo año y aparecen desde enero de 2017 en las láminas que podemos comprar en las papelerías con la tabla periódica. Estos cuatro nuevos elementos químicos son Nihonium (Nh), con número atómico 113; Moscovium (Mc), con número atómico 115; Tennessin (Ts), con número atómico 117 y Oganesson (Og), con número atómico 118. ¿Qué sucedió con los elementos 114 y 116? El elemento 114, el Flerovium (Fl) se descubrió desde 1999 y el elemento 116, el Livermorium (Lv) se descubrió en el año 2000, así que ya se habían incorporado a la tabla periódica.

 

Los elementos Nihonium, Moscovium y Tenessine deben sus nombres a las ciudades Nihon, en Japón; Moscú, en Rusia y Tenesee en los Estados Unidos de América. Por otra parte, para honrar a su descubridor, Juri Oganessian, se dio el nombre de Oganesson al elemento número 118. La institución que se encarga de tomar estas decisiones es la IUPAC (por sus siglas en inglés), la cual es la autoridad universalmente reconocida para decidir sobre la nomenclatura y terminología química.

 

Los elementos químicos desde el Hidrógeno (H), con número atómico uno y hasta el Plutonium (Pu), con número atómico 94, existen en la naturaleza o fueron observados como resultado de reacciones nucleares llevadas a cabo en laboratorios. Sin embargo, con el elemento químico no. 95, el Americium (Am) creado por el estadounidense Glenn T. Seaborg, se inauguró la era de los elementos químicos sintéticos, todos radioactivos, con vidas medias para algunos de sus isótopos ligeros desde miles de años hasta décimas de milisegundos.

 

¿Podríamos descubrir o producir un número infinito de elementos químicos? De los cálculos teóricos no se ha obtenido una respuesta unívoca, pero los distintos grupos de investigación coinciden en que la tabla periódica podría extenderse todavía más, mencionando números como 137, 168, 172, o 184, dependiendo del modelo nuclear propuesto.

 

¿Para qué nos servirían estos nuevos elementos químicos tan inestables, y con nombres algo difíciles de pronunciar? El encanto de estos elementos radica en la enorme energía que podríamos obtener de ellos. Esta energía nuclear serviría para cubrir la necesidad energética mundial; lo cual suena bien en teoría, pero sigue causando desasosiego en las naciones por el posible uso armamentista que se le podría dar a semejante cantidad de energía y por el temor a los accidentes y a los residuos tóxicos.

 

La investigación para crear nuevos elementos químicos sigue vigente y se está tratando, sobre todo, encontrar estrategias para hacer más estables estos nuevos elementos químicos.

 

  Tabla Periódica de John Dalton (1803)   Tabla periódica de Dimitri Mendeleev (1869)
 

Tabla periódica actual (2017)

  Tabla Periódica extendida según Pekka Rykkö