que el Sol podría paralizar a una sociedad tecnodependiente?
Autor: Víctor de la Luz
Todas las mañanas, el Sol aparece sobre el horizonte con su cálido brazo extendido sobre todo lo que se deja iluminar. La mayoría del tiempo pasa inadvertido y mientras realiza su viaje por el cielo, nosotros nos enfocamos en nuestras actividades. Las pocas veces que nos incomoda es por su ausencia en un día nublado o por su ímpetu en los días de verano. Sin embargo, el Sol nos podría tener una sorpresa.
Nuestra relación con el Sol es el claro ejemplo del exceso de confianza. Nadie en el mundo se levanta por las mañanas preguntándose de que humor está el Sol, tampoco nos tomamos el café preocupados por el número de manchas solares y mucho menos dormimos estresados por la próxima zona activa en la superficie solar. El mundo y nuestras vidas ya son lo bastante complicadas para sumarle nuevas fobias.
Figura 1: El Sol, no es una simple bola de fuego. Se define como un plasma autoconfinado gravitacionalmente en equilibrio hidrostático debido a su propia masa y a la generación de energía nuclear por fusión en su núcleo. El Sol está fuertemente influenciado por los campos gravitacionales que se generan en su interior y se revelan en su superficie. En la imagen podemos ver la complejidad de esos campos magnéticos en todas sus escalas. Cortesía del Solar Dynamic Observatory NASA.
Sin embargo, encendemos la televisión, la radio, o escuchamos o vemos las últimas noticias por internet con una familiaridad casi enfermiza, tratamos el acceso a la información como el hermano que siempre ha estado ahí. Ya ni recuerdo como era la época sin teléfonos inteligentes, sin computadoras y ya pocos recuerdos me quedan de mi vieja televisión de blanco y negro y la radio de bulbos forrada de piel que escuchaba de niño junto con mi mama y mi hermana.
Antes la vida era más simple, no existían los mega centros comerciales, todo se compraba en mercados y tianguis. Si querías enterarte de que pasaba en el país las opciones eran muy limitadas y siempre se corría el riesgo de mirar un sólo punto de vista sesgado. Ni que decir cuando querías comunicarte con alguien. Veías salir a tu papa en las mañanas al trabajo y te aguantabas hasta en la noche para saber de él. Si temblaba, o había una tormenta y alguien de tu familia no llegaba como era de costumbre, la incertidumbre invadía tu mente y lo único que podías hacer era ir a esperar a la parada del camión. En la década de los ochenta vivíamos en la era de las cavernas en cuestiones de comunicaciones digitales personales.
¡Si mi bisabuelita viera el mundo en el que vivimos hoy! Recuerdo cuando me explicaba como rasparle el aguamiel a los magueyes y me advertía de los cuidados al pisar sus pencas, para no cortarse ni ser sorprendido por las serpientes también me contaba el mundo en el que ella vivió:
- Pasamos mucha hambre en esas épocas, no había nada, todo se acabó- decía.
Me contaba como vio pasar a Carranza en el tren rumbo a Veracruz, o eso le decían sus papas. La incertidumbre por la comida y por la información era algo de todos los días.
¿Pero qué tal hoy? Dos clics en el teléfono inteligente y en cinco minutos tienes a un auto último modelo esperándote frente a tu casa, sabes cuánto tiempo vas a tardar a tu destino, la ruta, el tráfico. Conoces los datos del conductor, su experiencia, sabes cómo luce siquiera antes de abordarlo y para colmo, ya pagaste por adelantado. Tres clics más y te enteras de los resultados de tu equipo favorito, no importa que jueguen en Italia o Mozambique, si anotaron un gol, la noticia estará en la red. Alguien necesita algo de dinero, cuatro clics y se lo transfieres mientras vas a mitad de tu viaje para cenar, donde además, el restaurante ya está preparando tu orden, pues cuentan con menú en línea con la opción de pedir antes de llegar. Mensajeas con tus amigos, repartidos en todo el país, además uno está en Brasil, otro en Alemania, uno más en China y varios en Estados Unidos. Todos comentan la bajada en los precios del petróleo y la caída de las monedas locales, todos se preocupan en tiempo real.
Estoy observando las gráficas de intensidad de Rayos-X provenientes de las zonas activas del Sol... Cuando comienzan a subir, me pregunto si estamos preparados para soportar el embate de una tormenta solar en México. Las tormentas solares son extremadamente complejas, bloquean las radiocomunicaciones, inducen corrientes eléctricas en las líneas de transmisión incluso pueden afectar a pasajeros aéreos, es decir son cosas serias, no es ciencia ficción. Sabemos que los efectos en la Tierra pueden ser catastróficos por una sencilla razón, hemos optimizado tanto nuestros recursos que nuestra sociedad es tecno-dependiente y se parece mucho a ese juego de piezas de dómino, que si se cae la primera, en nuestro caso el transporte de energía eléctrica, comienzan a derrumbarse todos los servicios que de ella dependen: el agua, los combustibles, los servicios financieros, la distribución de comida y un terrorífico etcétera. Sabemos que una tormenta solar puede dañar transformadores de alto voltaje, de esos que no venden en las tiendas de la esquina y ante un colapso global, tendríamos que esperar meses e incluso años para poder sustituirlos. Hay que sumarle, que las tormentas solares pueden dejarnos completamente incomunicados, es decir, adiós a las radiocomunicaciones por celular, radio, televisión y cualquier protocolo que use ondas electromagnéticas.
Afortunadamente, en el 2014, México hizo cambios en la Ley de Protección Civil e incluyo a las tormentas solares como uno de los fenómenos naturales que necesitan ser atendidos. Gracias al programa de Cátedras CONACYT, se fundó en ese mismo año el Servicio de Clima Espacial México [1] (SCiESMEX), el cual es el encargado de informar a la sociedad civil sobre el estado del Clima Espacial, que es el área de la ciencia que se encarga de estudiar todos estos fenómenos. El SCIESMEX también está trabajando con todos los actores involucrados en salvaguardar la integridad de los mexicanos puestos en riesgo por los fenómenos naturales.
Si eres un tecnodependiente y te gusta la película de Volver al Futuro III (la del viejo oeste) pero no te gustaría vivirla en carne propia, te invito a que sigas al SCIESMEX en nuestra cuenta de Twitter [2] y Facebook [3].
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